Tras ver de
nuevo "La educación prohibida” somos conscientes de la necesidad de un
cambio en el sistema educativo actual. La sociedad está cambiando y sin
embargo, las aulas y el sistema no lo están haciendo.
De verdad
pensamos que no es el/la estudiante el que está fallando, es el sistema el que lo
hace. No nos entra en la cabeza que en pleno siglo XXI, donde la tecnología
está en todas partes y por lo tanto el conocimiento está a un sólo click, en
las aula se siga trabajando la metodología de la clase magistral. El docente se
sitúa en frente de sus alumnos/as y explica lo que viene en un libro que
cualquier niño/a puede ver sin necesidad de tener a un maestro/a delante.
No se enseña a
aprender, ni de la vida para la vida, solo se enseña a callar y a obedecer. El
docente no se preocupa de si el alumno/a tiene un problema, si esto le gusta o
esto le puede motivar, solo se preocupa en conseguir el desarrollo curricular.
El problema
claro de todo esto, es que de esta forma no aprenden y eso es lo que nos ha
pasado a todos/as, no nos han enseñado a estudiar. Se aprenden de memoria lo que
manda el docente, lo sueltan en el examen y después eso se olvida. ¿De verdad
esto es lo que queremos? ¿Enseñar conocimientos que se olvidan y que no les van
a servir en su vida real? Nosotros/as tenemos claro que como futuros docentes
no queremos eso, queremos que nuestros/as alumnos/as aprendan y se diviertan
mientras lo hacen, que tenga conocimientos asentados y sobre todo que se den
cuenta de que todo aquello que les enseñamos es útil para ellos/as.
Toda la vida se
ha dividido a la clase en aprobados y suspensos, siempre se ha puesto una nota,
desde pequeños con caritas sonrientes, pasando por el A de aprobado y
finalmente el 10. ¿Pero por qué evaluar a todos con una nota si todos nuestros
alumnos/as no son iguales?
Se busca la
competición desde pequeños y la nota es lo que consigue, y a aquellos/as que suspenden
se les acaba dando de lado. No es lógico que evaluemos a todos de la misma
manera, igual que no podemos enseñar a todos de la misma forma. Cada alumno/a
es diferente y lo importante es conocerlo para poder enseñarle de una forma
adecuada. El problema es que hoy en día no se interesan por los alumnos/as,
sólo importa el número de aprobados.
Cantidad de
profesores luchan por sacar el colegio a la vida real, compartir emociones y aprender
según los gustos y necesidades del alumno/a, pero no se les deja, en muchas
ocasiones porque eso implica un mayor trabajo para el equipo docente. También
gran parte del problema es que actualmente el sistema está definido por administrativos/as,
no por maestros/as, y esto hace que funcione como funciona.
Nos impacta que
no se dé importancia a los valores, a las emociones, a que los alumnos/as se sientan
bien en la escuela. Sólo importa enseñar matemáticas y lengua, reproducir día
tras día lo mismo y que al final se apruebe. Realmente lo que se está
consiguiendo con este estilo de enseñanza es que los alumnos/as vayan a la
escuela sintiéndola como una cárcel no como un lugar donde aprender y
divertirse.
No les estamos
preparando para la realidad que les espera, no se les está enseñando de una correcta
y es hora de que empiecen a darse cuenta los que mandan para poder conseguir este
cambio tan necesario.
La escuela es
necesaria, pero no por lo que enseña ya que realmente los conocimientos que nos
ofrecen podríamos vivir sin ellos, pero no podríamos vivir sin saber
relacionarnos con los demás.
Los niños/as
aprenden explorando, jugando con los demás, etc., no sentados escuchando de
forma mecánica y fuera de contexto. Todo lo que nos rodea influye en el
aprendizaje, la familia, los amigos/as, el barrio, etc. Por lo que ¿qué es lo
que le estamos enseñando en la escuela?
Creemos que es
necesario un sistema donde se enseñan y desarrollan las emociones. Dotar a nuestros
alumnos/as de las herramientas necesarias para que ellos/as aprendan
descubriendo, explorando. Así es como deben aprender.
No debemos
limitarlos, y eso es lo que se hace de forma constante en la escuela. Se les
limita el movimiento, su ritmo de aprendizaje y sobre todo y lo que creemos más
importante su creatividad. Hoy en día no se busca que los alumnos/as sean
creativos, todo lo contrario. Así sólo se construyen marionetas que repiten lo
que tú quieres que digan, y la creatividad es fundamental para su futuro.
Sinceramente consideramos que es una cualidad/ herramienta muy valiosa que no
se potencia como se debería.
Otra de las
herramientas fundamentales que no se potencian en la escuela es el juego. A
través del juego los niños/as aprenden, desarrollan la imaginación, la
creatividad y muestran la espontaneidad que todo niño posee. Observando cómo
juegan los niños/as vemos los pasos que sigue un investigador/a o explorador/a.
No hay niño/a que investigando mediante el juego no descubran algo.
“Estudiar no es
un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas” Paulo Freire.
Repetir no
implica aprender, comprendo lo que me interesa porque solo me baso en repetir
lo que me exigen. Si queremos que los aprendizajes sean verdaderos y se
asienten en los alumnos/as no se pueden enseñar cómo se hace actualmente, lo
que aprenden ahora se olvida. En cambio si esos conocimientos se llevan más
allá, se enseña de la vida para la vida y se busca que se adquieran de verdad
se conseguirá que aprendan.
“Lo que tenemos
que aprender lo aprendemos haciendo” Aristóteles.
El protagonista
es el alumno/a que con ayuda del adulto llega al conocimiento. Es muy
importante que el adulto le brinde al alumno/a el apoyo suficiente para poder
lograr el conocimiento. Hay que buscar un entorno que satisfaga las emociones
de todos los alumnos/as.
Es fundamental
un ambiente de amor, cariño y respeto para que se sientan cómodos y aprendan. Los
castigos y gritos no consiguen ningún objetivo.
En la escuela
formal se pone límites a las personas en vez lo contrario, y poner límites desemboca
en miedo. La manipulación de masas a través del miedo. Estamos creando una sociedad
en la que hay gente trabajando en lo que no les gusta y aparentan lo que no
son, todo por el miedo a hablar y decir lo que más le gusta.
La infancia es
el reflejo de la sociedad en la que vivimos y, viendo los niños/as y viendo la
sociedad, claramente, algo tiene que cambiar. Por supuesto que el cambio no es
fácil. Un cambio supone mucha responsabilidad, conciencia colectiva y sobre
todo ilusión y ganas de que la situación evolucione y un gran trabajo por parte
de todos.
Por desgracia la
profesión de maestro/a es de las menos valoradas, cuando debería ser todo lo
contrario. De verdad no se es consciente de la responsabilidad y el poder de un
maestro/a sobre sus alumnos. La situación actual de un maestro/a es: poco
valorado, cobrando muy poco, cada día sus aulas más llenas, lucha con muchas
familias, muchas veces poco amor por su trabajo y cuando lo tenían en muchas
ocasiones esto va desapareciendo por agotamiento, por luchar y no conseguir lo
que se proponía, y por tener que aguantar muchas veces exigencias con las que
uno no está de acuerdo.
Y de verdad en
cualquier trabajo, si no eres feliz haciéndolo se nota pero quizá no afecte a
nadie. Pero si no eres feliz como maestro/a, eso lo vas a transmitir de una
forma negativa a tus alumnos/as y por supuesto el no tener esas ganas hacen que
no quieras ese cambio tan necesario, ya que eso implicaría más horas de
dedicación a algo que ya no te gusta hacer. El estar tú mal, sólo consigue que
cortes las alas de tus alumnos/as en vez de hacer que estas crezcan.
Por suerte no
todos los docentes pasan por esto, y actualmente hay muchas iniciativas en muchas
escuelas que buscan la innovación y mejorar por sus alumnos. Un claro ejemplo
son aquellas escuelas, cada vez más, que trabajan la inteligencia emocional.
Desde aquí, con esta pequeña reflexión solo queremos pedir que nunca perdamos la ilusión todos aquellos que de verdad queremos este cambio y que estamos convencidos de lo que conseguiremos.
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